La tecnología no solamente nos hace la vida mucho más simple. El día de hoy, con la adicción a las comunidades, nos encontramos en el final de la bola intentando de sintetizar vida, pensamiento y también ideología en escasos individuos.
Tengo una teoría que me ronda la cabeza desde hace unos días y que me preocupa: veo a todo el mundo enloquecido por el poder y la seducción de las comunidades y los nuevos medios digitales. En teoría, toda la sociedad se ha volcado a esta novedosa forma de comunicación humana que, aparte de conectar a la gente, las conecta y crea empatía por las causas sociales; al final, conecta a todos y cada uno de los humanos. Por ahora las cosas van bien y todos contamos ejemplos de «hasta p’aventar pa’rriba». Está claro.
Pero hay un efecto secundario peligrosísimo que, cabe indicar, no es provocado por la tecnología, sino más bien por exactamente la misma razón que son útiles: la utilización elevado que lleva a cabo el hombre en su interacción día tras día con la tecnología. ¿Que deseo decir? Aparte de que en la actualidad la multitud deja de ver todo cuanto le circunda y solo fija la visión en el teléfono (ayer leí que hasta 125 ocasiones nos ofrecemos la vuelta para ver la pantalla del móvil inteligente o que se ha batido el récord de escritura) , el humano de el día de hoy desea sintetizar la vida en 144 letras y números; la tecnología ha facilitado la aptitud de sintetizar, pero pienso que el día de hoy nos encontramos en el final del péndulo intentando de sintetizar vida, pensamiento y también ideología en escasos individuos.
Me preocupa ? Que no hay enfrentamiento popular, que razón y también ideas no caben en 144 letras y números con independencia de la proporción de tweets mandados. La raza humana se está volviendo intolerante con el enfrentamiento de ideas.
La mecánica es la próxima: se recibe un tweet con una opinión o un chisme y la multitud lo toma como la realidad absoluta, no verifican si la información es alguna o no, fácil y llanamente, si alguien lo afirma, lo toman. como cierto y fundamentan su opinión en ello, lo retuitean y se desarrollan gigantes canales de desinformación.
Lo mismo pasa con las respuestas que están en las páginas «en línea» de los diarios, series de mails de una milla de largo, publicaciones de Twitter, réplicas, asaltos, blasfemias, suegra, etcétera. Puros descalificantes! Temo que esto no abre el sendero a una discusión ideológica.
En las universidades y en la sociedad por norma general no hay enfrentamiento, no hay otra ideología que la de las comunidades y sus efectos positivos y negativos. Lo que no sé, y me preocupa, es si en el final del libertinaje del empleo y la sencillez perdemos, como sociedad, la aptitud de hacer ideología, de producir ideas alén de un mensaje corto y probablemente fugaz.
Pienso que este exceso de comunicación y sencillez tecnológica, como resultado negativo, crea principalmente la paradoja de tener una capacidad de comunicación al tiempo que crea aislamiento popular. ¿Estarías en concordancia o en conflicto?
Entrar en contacto:
Mail: marco.herrera@grupopublic.com
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera
*Las críticas expresadas son de única compromiso de sus autores y son completamente independientes de la situación y línea editorial de Forbes México.