Recuerda que la venta es una consecuencia. Si deseas ganarte el respeto y la seguridad de la multitud, ayúdalos, no los vendas. Esto supone añadir valor desde la primera interacción que tienes con la persona, así sea por teléfono o en persona, e inclusive prestar opciones que en un inicio no te tienen la posibilidad de agradar, como sugerir otro distribuidor.