Tienen que entender que nos encontramos prestos a asistirlos, a solucionar sus inquietudes y asesorarlos, a fin de que se constituya una relación de seguridad donde se sientan cómodos y nos comuniquen cualquier inconveniente mediante Internet. Los progenitores tienen que interesarse con lo que hacen sus hijos en Internet, pero sin cuestionar, acatando su intimidad.